EL MUNDO
28 julio 2011
¿Le importan las
calorías que consume?
Silvia R. Taberné
El detalle calórico que ofrecen las etiquetas no desanima a
los consumidores. En España, cada año se aumenta un cuarto de kilo el peso
medio general.
Que
un 'Happy Meal' pase de 520
calorías a 410 puede ayudar, entre otras cosas, a que se sufran menos de
problemas de obesidad, diabetes o hipertensión en aquellos asiduos a los
restaurantes de comida rápida.
Precisamente,
para evitar que las enfermedades coronarias producidas por un exceso de peso
sigan siendo una de las principales causas de mortalidad en EE.UU. -con casi 40
millones de personas padeciendo sobrepeso-, en 2008 se obligó en Nueva York a que todos los restaurantes de comida rápida
informaran mediante la etiquetación de sus productos
del número de calorías que se ingería cuando te los llevabas a la boca, lo que
ha conseguido que los famosos fast-food se pongan las pilas... pero no tanto sus clientes.
Tres
años después de esta medida, un estudio publicado en la revista 'British Medical Journal'
demuestra que lo que se esperaba como un manotazo contra las calorías gracias
al 'efecto etiquetado' se ha quedado en una 'palmadita en la espalda' positiva,
pero no del todo satisfactoria.
"Tras
estudiar 11 cadenas de comida rápida antes y después de la puesta en marcha de
la ley, hemos comprobado que sólo uno de cada seis clientes habituales
anteponían la ingesta excesiva de calorías a este tipo de comida, aunque en los
datos generales descubrimos que no hubo una reducción significativa en las casi
8.000 personas estudiadas", asegura la coautora del informe, la doctora Lynn Silver.
"Creemos
que, en general, estos resultados iniciales son positivos", añadía la
doctora Silver, aunque remarca que quizá esta
información tenga que ser apoyada por otras vías de comunicación, ya que
"aquellos que aseguraron tomar alimentos más bajos en calorías eran los
mismos que dijeron estar al tanto de lo que tomaban, cosa que no apareció en el
resto de consumidores menos informados", apunta esta especialista.
El
carácter positivo de los datos también lo recalcan varios especialistas
españoles que piden más tiempo para que esta medida de sus frutos.
"Cualquier medida que informe y ayude a tomar conciencia de lo que estamos
tomando es beneficiosa, pero no se pueden esperar resultados explosivos con tan
poco tiempo", explica José Manuel Fernández Real, jefe de la sección de
diabetes del Hospital Josep Trueta
de Girona. "Puede pasar como lo que ocurrió al colocar imágenes en las
cajetillas de tabaco: al principio no había resultados importantes de
incidencia, pero a un medio-largo plazo ayudaron a dejar de fumar", añade
este doctor.
Los restaurantes se ponen al día
Al
contrario de lo que podría parecer, la parte más positiva se encuentra en el
lado de la oferta. En España y desde hace unos pocos años, los restaurantes de
comida rápida ofrecen ensaladas o menús bajos en calorías, mientras que la
cadena McDonalds ya ha anunciado en EE.UU. que en los
próximos meses ofrecerá sí o sí rodajas de manzana en los menús infantiles en
detrimento de las patatas fritas.
"La
obesidad hay que tratarla como una epidemia y no sólo EE.UU. tiene un problema
grave con ella. Si allí son 40 millones de personas las que tienen sobrepeso,
en España es un 26% de su población y, de ellos, se observa que son las clases
socioeconómicas más bajas las que más problemas de peso tienen. Si se empieza a
ofrecer comida sana a un precio económico se estará haciendo un bien
importante", señala tajante el jefe del grupo de Ciber
OBN, José Tinahones.
Para
el doctor Fernández Real, el mayor problema es que "mantener una dieta
mediterránea sana es muy caro y no todo el mundo se lo puede permitir".
Pero recalca que "si en España también se etiquetaran los productos
ofreciendo los datos de sus calorías ayudaría a que la gente se preocupe más.
En nuestro país, al año se aumenta un cuarto de kilo el peso en la población
general, cualquier medida que reduzca al mínimo este dato ya es un éxito".
"Además,
más que una medida para gente que ya sufre sobrepeso, es una buena estrategia
para prevenir a aquellos que no la tienen y así puedan evitarla. Si además, las
cadenas de fast-food se
conciencian de lo importante que es esto, se contará con un problema menos para
la salud pública", argumenta el doctor Tinahones.